AR$ 3500.00 - U$S 4.00
Para poder leer este libro primero debes ingresar como usuario
Se ha hecho creer que la construcción socio-organizativa, estructural, institucional y posicional de los individuos hombre/mujer, es consecuencia de un ejercicio libre de voluntad. Será obviada la influencia y moldeamiento que han de ejercer entes socio-culturales sobre esas disposiciones colectivamente introducidas en las individualidades.
No obstante, en los albores de nuestras sociedades modernas, esta construcción de lo social de forma inequitativa, disímil y conflictiva aún se mantiene, no siempre visible, y opera generalmente a través de mecanismos, estructuras, organismos, productos socioculturales, y actos creativos, entre estos podemos considerar los mass media, que “funcionan para perpetuar y reproducir el status quo”. (Chafetz, 1992, p. 16)
Así, medios de difusión como “la televisión, los diarios, las revistas o la radio penetran en nuestras casas con un flujo de mensajes que no están dirigidos específicamente a nosotros y que son producidos en una escala masiva” (Bougnoux, 1998, p. 17) los cuales como en el caso de los dibujos animados proponen, aparentemente, solo entretenimiento.
Sin embargo, materiales mediáticos como los dibujos animados (generalmente percibidos como triviales, inofensivos y desprovistos de amenaza), se encuentran compuestos de contenido simbólico, consolidándose como dispositivos de inclusión y exclusión, los cuales históricamente han sido operacionalizados como instrumentos de crítica, legitimación, descalificación y mantenimiento de relaciones de poder asimétricas; al presentarse como información “simplificada, exagerada y estereotipada sobre los <> apropiados de los hombres y las mujeres en determinadas interacciones” (Goffman citado en Ritzer, 2002, p. 389) es decir, “les dicen a los adultos y a los niños muy directamente cómo se realiza el género”. (Idem.)