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Ente los días 18 y 20 de abril de 1992 tuvo efecto la conversación, más que entrevista, cuyo texto íntegro se incluye en el libro, entre el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y el Comandante de la Revolución Sandinista Tomás Borge, devenido pertinaz e inquisitivo interrogador.Durante más de diez horas, en varias sesiones de trabajo, ambos interlocutores abordaron muchos de los temas que suscitan hoy en América Latina y el mundo mayor interés, incluso a veces inquietud. Un diálogo abundante y fecundo que rebasa el ámbito de la coyuntura para trascender con valor de permanencia en el pensamiento político de nuestra época."... Han pasado 25 años de la aparición de este libro Un Grano de Maíz y sigo creyendo que esta es una de las más bellas y fuertes entrevistas con el comandante Fidel Castro Ruz, porque se parte de otra mirada, que va más allá de la fuerte amistad que unió a Fidel con el Comandante Tomás Borge, uno de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación en los años 60, que pudo vivir el triunfo de la revolución sandinista (19 de julio de 1979) y va más allá de todo preconcepto, iluminada por la literatura y la verdadera esencia de cada palabra que se dijo. Y leerla a un año de la muerte o siembra de Fidel Castro , nos hace entender muchas de sus determinaciones de sus últimos días, vividos con total coherencia y dignidad.“Esta conversación con Fidel ha reafirmado mis convicciones, me ha dado mayores elementos para mejorar mi afición por la solidaridad, medir el tamaño del ultraje a la inteligencia y el honor del género humano. Espero que los pueblos de América Latina y de otros continentes, encuentren en este diálogo motivo de reflexión y aliento, para mantener intactas las esperanzas en las causas que no han dejado de ser justas. Ya no regresaremos a las montañas, pero sí confiamos en que, con nuestra fe, las montañas regresarán a nosotros. Si de algo nos sirve, en lo personal, esta entrevista con Fidel, es para confirmar la necesidad de la autocríticaque, como dirigentes políticos nos hemos hecho —o estamos obligados a hacemos— en cada territorio del retroceso y la penumbra” escribió Tomás Borge .." (Stella Calloni) " ... Conozco muchos hombres, grandes hombres que tenían una cierta obsesión por la gloria y por la historia. Vamos a poner de ejemplo, entre los grandes personajes, a Napoleón Bonaparte. No había discurso, proclama, pronunciamiento, carta, en que no hablara de la gloria, de la historia, de su papel en la historia, y no se torturara pensando en todo eso. Hay que decir que Napoleón fue un revolucionario, que llevó con sus armas las ideas de la Revolución Francesa por toda Europa; después cambió, pensó en el imperio, pensó en la corona, se alió, en ciertos momentos, con la aristocracia o desarrolló una nueva forma de aristocracia. Pero sin duda desempeñó un papel importante en la historia y, sobre todo, en la divulgación de las ideas de la Revolución Francesa.Otro hombre, digamos, que pensó mucho en la historia —un hombre, desde luego, muy diferente, y para mí incomparablemente superior a Napoleón— es Bolívar. Yo he leído mucho sobre Bolívar y no me canso nunca de leer sobre Bolívar, sobre cada uno de sus minutos, cada una de sus tragedias, cada uno de sus éxitos. Tengo una simpatía extraordinaria por Bolívar como no la tengo, digamos, por ningún otro personaje de la historia —estoy hablando realmente de grandes personajes de la historia— pero en él observo una preocupación excesiva por la historia, se martirizaba demasiado pensando en eso, en la forma en que lo iba a observar y juzgar la posteridad.Realmente pienso que en nuestra época, en que se puede tener una visión un poco más amplia —más amplia, no te voy a decir exacta—, un poco más completa de lo que ha ocurrido, en que es posible una visión y un enfoque diferente del papel del hombre, no se correspondería con el deber de un revolucionario, con el desinterés que debe tener todo revolucionario, con su entrega total, la preocupación por la historia; porque pienso que un revolucionario debe darlo todo, estar dispuesto a darlo todo a cualquier precio por un objetivo concreto, por el triunfo de una idea, de una causa, y no debe preocuparse por si mismo. En realidad, la preocupación por si mismo es un elemento que puede influir de una manera no constructiva en la conducta del hombre. En dos palabras: no veo cómo justificarlo en el mundo de hoy, porque ningún hombre tendría derecho a luchar por la gloria, ningún hombre tendría derecho a luchar por su imagen ante la posteridad. ¿Te das cuenta? Parecería algo interesado. Parecería algo egoísta hacer eso ..." (Fidel Castro)