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Todo demuestra que estamos ante una crisis sistémica. Crisis sistémicas hemos observado ya en la Antigüedad en la crisis y caída del Imperio Romano, la vimos con la crisis y caída de la Unión Soviética en 1989-91 y la vemos también hoy nuevamente ante nuestros ojos en Estados Unidos. Observamos, que rara vez se percibe el borde del acantilado, incluso el fondo del abismo, antes que éste se haya “tragado” ya a un imperio por completo. Por ello tampoco se ve hoy que Estados Unidos, en tanto imperio financiero, se encuentra ya transitando en su propia ¨Perestroika¨. El ascenso y la caída de las civilizaciones es una tesis clásica que con la Gran Depresión del Siglo XXI toma nuevamente vigencia. Durante la llamada “gran depresión”, en la pos crisis financiera de 1929-30, los tres momentos: las relaciones sociales de producción, las fuerzas productivas y la conciencia de éstas pueden bien entrar en fuerte contradicción al interior de sí mismas. Este sistema de contradicciones se manifiesta a través del carácter crecientemente improductivo del capital financiero y la aparente imposibilidad de un retorno a la economía real y al trabajo productivo en el mundo en general y en primer lugar, en el centro de poder: EEUU.
Con la Gran Depresión del Siglo XXI se revela un momento particularmente crítico del capitalismo. El capital financiero especulativo, basado en trabajo improductivo, se impone hoy más que nunca al trabajo productivo y aparentemente puja por llegar a los límites más extremos. Nos encontramos en una mega-burbuja especulativa en la bolsa de valores y todo hace prever que el próximo colapso podría ser el último. La pregunta central es si el capital podrá o no revertir esta relación, una vez más en su historia, y retornar al ámbito productivo. Para seguir acumulando capital o si buscará realizar ganancias sin fin a partir de la redistribución y concentración de riqueza en cada vez menos corporaciones financieras.
El retorno a reconectarse con la economía real, lo consideramos no solo difícil, sino prácticamente imposible. Por lo tanto, al no poder regresar y reconectarse al ámbito productivo, nos encontramos no solo ante una crisis del modelo neoliberal sino ante la crisis sistémica del capitalismo mismo. Entonces, la continuidad del capitalismo como sistema dependerá de sus posibilidades de retorno de las inversiones al ámbito productivo. Cualquier otra forma de apropiación de la riqueza existente ya será post-capitalismo. Dicho de otra manera, a partir de la imposición como dominante de la inversión financiera improductiva y especulativa por sobre la inversión productiva real sin posibilidad de retorno, esto significaría el final de la racionalidad misma del capitalismo, además todo esto se da en medio de una crisis sistémica. Por ello consideramos que nos encontramos o estamos ante la transición hacia otra civilización con nuevas relaciones sociales de producción donde es posible reafirmar tanto la vida humana como la de la naturaleza, pero no necesariamente sería esto un resultado mediato y menos aún inmediato.